sábado, 29 de mayo de 2010

Fiestas del bicentenario






Por distintas razones y con cien años de distancia estallaron en México los dos movimientos armados independentistas mas trascendentes en su historia: la guerra de independencia iniciada de manera oficial en la madrugada del dieciséis de septiembre de 1810 en el pequeño atrio de la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores en el pueblo del mismo nombre, Guanajuato. Por un cincuentenario párroco con mas arrojo y empuje que muchos de sus correligionarios; y el 20 de noviembre de 1910 de manera desorganizada en algunas ciudades del interior del país, bajo la consigna del líder del Partido Antirreleccionista, el coahuilense Francisco I. Madero.
Poco tienen en común ambos movimientos, a excepción tal vez de que constituyeron una revuelta civil contra el gobierno despótico en turno, ambos tuvieron un sustrato popular genuino, y que transformaron la composición social y política del país.
Los dos movimientos patrios fueron encabezados contrario a lo que pensamos comunmente por hombres jóvenes, líderes ilustrados contagiados de ideas democráticas y libertarias de los grandes filósofos y pensadores europeos y contrarias a las esgrimidas por el gobierno al que hubieron de enfrentar.
Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga, mejor conocido como el “cura Hidalgo” estudió sacerdocio, pero sus inquietudes personales lo llevaron a descubrir desde la juventud a los filósofos griegos, a algunos enciclopedistas y dramaturgos franceses, dominar el ingles, frances, náhuatl, y diversos oficios como la alfarería, carpintería, fundición y los cultivos de la vid, el gusano de seda y el olivo. Era un hombre inquieto que hacía gala de simpatía en tertulias, saraos y representaciones teatrales de aficionados. Fue un crítico a la situación reinante en España a la caída de Fernando VII y un temerario conspirador al menos desde 1808.Todos sus compañeros de aventura eran mucho más jóvenes, teniendo en promedio cuarenta años al inicio de la guerra de independencia a excepción del Corregidor Miguel Domínguez que como él rebasaba los cincuenta años. El liderazgo de Hidalgo fue puesto a prueba al momento de enterarse de que la conspiración que debía estallar el 12 de diciembre había sido descubierta, y lejos de amedrentarse y pensar en la entrega o el exilio, ante el temor y las dudas mostradas por sus compañeros tomó la decisión que cambió para siempre la historia del país: "¡Caballeros, somos perdidos; aquí no hay más recurso que ir a coger gachupines!"

Sesenta y dos años después del fusilamiento de Hidalgo nació entre mullidas sabanas de lino Francisco Ignacio Madero González, quien se convertirá tal vez por voluntad propia en el “Mártir de la Democracia”.
De prospero terrateniente norteño se trasforma en un político fresco de gran carisma, con ideas democráticas, que no demuestra temor alguno al dictador Díaz y que se atreve a pregonar como lema de su campaña a la Presidencia de la Republica la incendiaria frase “Sufragio efectivo, no reelección”.
La prolongada tiranía de Porfirio Díaz de mas de treinta y cuatro años concentra en muy pocas manos el timón del gobierno, la oligarquía “científica” porfirista no comparte el poder con nadie y se come por su permanencia de manera integra una generación de mexicanos que no logran destacar, salvo honrosas excepciones en ningún campo del quehacer nacional.
El 15 de septiembre de 1910 daba al general Díaz un doble motivo de celebración: su cumpleaños numero 80 y desde luego las fiestas del centenario del inicio de la independencia, en la que él sería la figura central y el anfitrión de las múltiples naciones amigas invitadas. Solo tres meses después un pequeño grupo de mexicanos menores de cuarenta años empujaban al “Héroe del dos de abril” a abandonar abruptamente el confortable Palacio Nacional.
Cuatro anos antes, en 1906 se estableció la Comisión de los Festejos del Centenario responsable de definir que proyectos y festejos relevantes darían al mundo la imagen de un país moderno y libertario. Se invitó a varios países amigos a donar monumentos conmemorativos para la ocasión y por encargo oficial pintores, escultores, arquitectos, poetas, historiadores y músicos se dieron a la tarea de ensalzar a la libertad y a sus héroes.
Recientemente un conocido historiador criticaba que Porfirio Díaz concibió las fiestas del centenario solo como un escaparate de lucimiento personal, no tengo la menor duda de ello, aun así y a cien años de distancia su organización, realización, permanencia y validez como proyecto social conmemorativo y urbanístico tiene mayor congruencia en su conjunto que el desangelado e inconexo proyecto que nos quieren vender en 2010.
Lastima por los cuatro coordinadores generales que ya han desfilado al frente de la actual Comisión de Festejos del Bicentenario y lastima por los miles de pesos que se gastarán en ello, porque no contribuirán en nada a retomar la esencia de los movimientos sociales que pretenden festejar.



2 comentarios:

  1. Me encantó tu artículo y el diseño del blog, felicidades.
    Samantha

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  2. Creo que como pais, mexico tiene otras prioridades antes de "arrojar la casa por la ventana". La pobreza extrema, deberia ser el numero uno en su lista de presupuesto. Asi como tambien la educacion. El hacer una celebracion de ese tamano solo refleja un gobierno desinteresado en su pueblo, e interesado en el que diran del resto del mundo. Queriendo tapar el prblema con dedo ante el mundo, diciendo "miren estamos bien" cuando todos sabemos que esta crisis economica es peor que las anteriores y si a eso le sumamos la guerra de narcos, la corrupcion politica, la inseguridad y demas. No veo motivo alguno de celebracion. Al menos de que este ok celebrar la mediocridad como pais.

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