Cuando se han cumplido 374 días de una de la tragedias mas sentidas socialmente: la muerte de 49 menores en la guardería ABC localizada en Hermosillo, Sonora, sin que se haya ejercido acción penal contra los responsables directos e indirectos de esta prematura e injusta muerte colectiva; uno se pregunta si los aparatos de procuración de justicia son particularmente lentos o insensibles al clamor social para actuar contra los culpables.
Como parte de las prestaciones sociales a que tienen derecho tanto trabajadores, como derechohabientes del Instituto Mexicano del Seguro Social se encuentra el servicio de guardería para aquellas madres cuya jornada de trabajo matutina o vespertina les impide atender adecuadamente a sus hijos menores de seis años. Las guarderías del IMSS por varias décadas fueron el modelo a seguir en instalaciones, personal técnico calificado, programas de puericultura, alimentación y desarrollo infantil diseñados ad doc, normas estandarizadas de funcionamiento y procedimientos, estrictos sistemas de supervisión y una atención individual humana a todos los menores.
Sin embargo a partir de la década de los 80’s arribaron directores generales improvisados, que lo mismo eran expertos en agronomía, educación, turismo, petróleo, etc. que en seguridad social y que alcanzaban esa posición como parte de un pago político y para engrosar lo que pomposamente se denominó el Gabinete Presidencial Ampliado, en donde se incluían personajes que aun cuando no alcanzaban el rango de Secretario de Estado, cobraban como ministros y desde luego salían en la foto.
A lo largo de estos últimos treinta años el IMSS ha sufrido un desmantelamiento sistemático y un empobrecimiento inexplicable, siendo una de las instituciones más sanas financieramente y emblemáticas del gobierno a nivel internacional. Su estado actual solo es entendible por el saqueo del que ha sido objeto desde las más altas esferas del poder político y sindical del país. La reciente y abyecta reforma aprobada por el congreso de la unión en el capitulo de pensiones responsabilizó a los trabajadores de la ruina económica de la institución y los castigó aumentando la edad para la jubilación y el monto porcentual de su contribución a el pago de la misma. La reforma penalizó al verdadero culpable de la ruina institucional: los trabajadores.
Nadie recuerda que múltiples administraciones sexenales tomaron decisiones arbitrarias y contrarias al objetivo social del IMSS, se construyeron y administraron teatros, se compraron equipos de futbol, se contrataron jugadores extranjeros, se adquirió una flotilla de aeronaves para comodidad de los altos directivos, se edificaron y mal administraron centros vacacionales, etc. Pero lo más grave de todo ello es que se dispuso irresponsablemente del fondo de retiro de los trabajadores, hipotecando su futuro y factibilidad. En “los años dorados de la abundancia”, el fondo de las arcas parecía inagotable, pero se agotó. No hay prácticamente ningún Director General del IMSS que no se haya convertido en millonario y en el mejor ejemplo público de la ineficacia y el cinismo personal. Todos los programas fueron objeto del pillaje y los negocios ; las guarderías no fueron la excepción, demostraron muy pronto que con una inversión pequeñísima y las complicidades necesarias eran un estupendo negocio para todos; así lejos de construir y operar guarderías modelo de alto costo, proliferaron por doquier changarros improvisados, montados en galerones que lo mismo albergaban un mercado, una zapatería, una pensión de automóviles o un taller mecánico. Se armaron expedientes falsos y se otorgaron a amigos y compinches jugosas concesiones, en donde sin cumplir los requisitos mínimos se les pagaba un alto precio por “niño atendido”. El negocio marchó y creció desproporcionadamente en los últimos años, pese a las quejas de los padres de familia, que al final eran los que menos importaban.
Todo floreció exitosamente hasta las tres de la tarde del viernes cinco de junio de 2009, en que por causas aun no explicadas se inició un incendio en las instalaciones de la Secretaría de Finanzas del gobierno de Sonora adyacentes a la guardería subrogada del IMSS ABC, donde eran albergados un total de 176 menores de seis años, el fuego no pudo ser controlado y convirtió en cenizas rápidamente todo el enorme galerón que carecía de las medidas necesarias de seguridad, arrasando también de manera inmediata la vida de 31 niños, que en los días subsecuentes sumaron un total de 49 menores que nunca debieron de haber muerto, si quienes tenían la obligación de velar por su salvaguarda así lo hubieran hecho.
Una larga cadena de complicidades concatena a dos Directores Generales del IMSS, a su Subdirector de Prestaciones Sociales, a la Titular Nacional de Guarderías, al Gobernador del Estado, al Secretario de Protección Civil, al Secretario de Finanzas del estado, al Presidente Municipal de Hermosillo, al responsable estatal de guarderías y desde luego a los propietarios de la guardería ABC, que han resultado ser dos connotadas señoras de la sociedad sonorense ligadas a la Presidencia de la Republica.
A más de un año de la tragedia, la justicia federal ha sido particularmente lenta y algunos de los responsables han sido incluso promovidos y premiados. No ha habido una cascada de renuncias, no hay un alud de ordenes de aprensión judicial, los culpables gozan de cabal salud y al igual que en una cruel mascarada de teatro la justicia ha sido burlada desde el mas alto nivel del poder mexicano.
Hoy en Hermosillo hay 49 pequeñas tumbas, 70 niños sobrevivientes con lesiones físicas y psicológicas que exigen atención y cientos de padres de familia que deambulan tocando puertas sordas.
Ojala el dictamen de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre la responsabilidad en el incendio y sus trágicas consecuencias no resulte como el parto de la montaña.
Desafortunadamente este tipo de llamados, aunque justos, caen siempre en oídos sordos. Los que estamos de acuerdo y "demandamos justicia" no hacemos nada, y los culpables siguen haciendo lo que se les da la gana. Me pregunto constantemente: ?Que tiene que suceder en México para que finalmente digamos "suficiente"? Y esto obliga a otra pregunta: ?Que hará el pueblo Mexicano el día que diga "suficiente"? 49 niños muertos no lograron movernos, múltiples secuestros diarios en la Ciudad de México ni los vemos, el avión de un alto secretario del gobierno se "callo" en pleno Reforma, y las cosas siguen como si nada sucediera. El día en que el pueblo Mexicano despierte (si es capaz de despertar), va a ser una masacre terrible. No sabría ni con que compararlo.
ResponderEliminarMéxico me asusta. Se que aun no llegamos al borde del precipicio, pero si no se puede mover el Mexicano al ver decenas de niños muertos por incompetencia gubernamental, no se cual sea la catástrofe, y de que magnitud sea, la que logre mover al pueblo.
Pues ya vimos que les tembló la mano (de nuevo) al hacer justicia. Un caso más de impunidad en el país dónde todo parece indicar que "todo pasa y al final no pasa nada".
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